jueves, 7 de abril de 2011

5to. Domingo de Cuaresma

Parroquia Nuestra Señora del Rosario
LEONES    -    10-04-2011  -  Año 8  -  Nº 431
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5to. Domingo de Cuaresma

Lectura de la profecía de Ezequiel     37, 12-14
Así habla el Señor: "Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel. Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que yo soy el Señor. Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré".
                                                            Palabra de Dios.

SALMO                                              129, 1-8

R. En el Señor se encuentra la misericordia.
Desde lo más profundo te invoco, Señor. ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. R.

Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido. R.

Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor. R.

Porque en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.

Lectura de la carta de san Pablo a los cristianos de Roma             8, 8-11
Hermanos: Los que viven de acuerdo con la carne no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes.
                                                                     Palabra de Dios.

Lectura del santo Evangelio según san Juan         11, 1-45
                                                                                                                 
                                                                              Gloria a Ti Señor.
Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta. María era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el que estaba enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: "Señor, el que tú amas, está enfermo". Al oír esto, Jesús dijo: "Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella". Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando oyó que éste se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después dijo a sus discípulos: "Volvamos a Judea". Los discípulos le dijeron: "Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y quieres volver allá?". Jesús les respondió: "¿Acaso no son doce las horas del día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; en cambio, el que camina de noche tropieza, porque la luz no está en él". Después agregó: "Nuestro amigo Lázaro duerme, pero yo voy a despertarlo". Sus discípulos le dijeron: "Señor, si duerme, se sanará". Ellos pensaban que hablaba del sueño, pero Jesús se refería a la muerte. Entonces les dijo abiertamente: "Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado allí, a fin de que crean. Vayamos a verlo". Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: "Vayamos también nosotros a morir con él". Cuando Jesús llegó, se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días. Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aún ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas". Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?". Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo". Después fue a llamar a María, su hermana, y le dijo en voz baja: "El Maestro está aquí y te llama". Al oír esto, ella se levantó rápidamente y fue a su encuentro. Jesús no había llegado todavía al pueblo, sino que estaba en el mismo sitio donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban en la casa consolando a María, al ver que ésta se levantaba de repente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí. María llegó adonde estaba Jesús y, al verlo, se postró a sus pies y le dijo: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto". Jesús, al verla llorar a ella, y también a los judíos que la acompañaban, conmovido y turbado, preguntó: "¿Dónde lo pusieron?". Le respondieron: "Ven, Señor, y lo verás". Y Jesús lloró. Los judíos dijeron: "¡Cómo lo amaba!". Pero algunos decían: "Éste que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podía impedir que Lázaro muriera?". Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, y dijo:
"Quiten la piedra". Marta, la hermana del difunto, le respondió: "Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto". Jesús le dijo: "¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?". Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: "Padre, te doy gracias porque me oíste. Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado". Después de decir esto, gritó con voz fuerte: "¡Lázaro, ven afuera!". El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: "Desátenlo para que pueda caminar". Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él.
                                                                                    Palabra del Señor.   
                                                          Gloria a Ti Señor Jesús.

                                                                                                                                     

Palabra de Dios y la Liturgia de esta semana.Lunes 11 de  Abril  -  Santa Gemma
  Dn.13, 1-9. 15-17. 19-30. 33-62; Sal. 22, 1-6; Jn. 8, 1-11

Martes  12 de Abril    -  Santa Teresa de los Andes
   Nm. 21, 4-9; Sal. 101, 2-21; Jn. 8, 21-3020,00 hs. Misa - Parroquia

Miércoles  13 de Abril     -  San Hermenegildo
   Dn.3, 14-20. 91-92.95; Sal. Dn. 3, 52-56; Jn. 8, 31-42
20,00 hs. Misa - Parroquia

Jueves  14 de Abril    - San Pedro González Telmo
  Gn. 17, 3-9; Sal. 104, 4-9; Jn. 8, 51-5920,00 hs. Misa - Parroquia

Viernes  15 de Abril      -  Beato Damián de Veuster
   Jr. 20, 10-13; Sal. 17, 2-7; Jn. 10, 31-42
8,00 a 12,00 hs. y de 17,00 a 19,00hs. Confesiones
15,00 hs. REZO de la CORONILLA Divina Misericordia
20,00 hs. Misa – Parroquia
21,30 hs. Via Crucis (Dispensario Bº Sur)


Sábado 16 de Abril    –  Santa Bernardita de Lourdes
   Ez. 37,  21-28;  Sal. Jr. 31, 10-13;  Jn. 11, 45-57
20,00 hs. Misa – Parroquia  (Bendición de Ramos)

Domingo 17 de Abril    -  DOMINGO DE RAMOS
  Is 50, 4-7; Sal 21, 8-24; Flp. 2, 6-11; Mt. 26, 14-27,66
09,00 hs. Misa  – Capilla Ntra. Sra. del Carmen (Bendición de Ramos)
10,30 hs.  MISA y PROCESIÓN DE RAMOS
20,00 hs. Misa – Parroquia  (Bendición de Ramos)


                                                                                                                                
Sigamos preparándonos por la RESURRECCIÓN de
Nuestro Señor Jesucristo.
 

Oración final del Domingo
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén

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